Acabo de leer el artículo de Quarel (hermandades: encarando la nueva temporada) en el que escribe sobre su situación actual y sobre la forma en la deberían afrontar los nuevos retos a los que van a enfrentarse después de vacaciones y con la llegada de la nueva expansión. Estoy de acuerdo con su punto de vista y me gustaría aportar el mío con el ánimo de ablandar algunas molleras.

Los próximos meses pueden ser una gran oportunidad para muchos jugadores que buscan un lugar en el que desarrollar su/s personaje/s durante la próxima temporada. Al menos durante un tiempo, no existirán unos requisitos tan exigentes para acceder a ciertas hermandades, pero hay algo que debe cambiar en la mentalidad de la gente y creo que es responsabilidad de las hermandades con mayor relevancia en sus respectivos servidores cambiar estos hábitos, porque existe una clara tendencia a imitar todo cuanto parece exitoso. Se imitan sus horarios, estructura, funcionamiento y condiciones. No cabe duda que imitar a alguien que consideras mejor que tu tiene aspectos positivos, pero es un error aplicarlo ciegamente, porque las mismas fórmulas no dan siempre los mismos resultados cuando tratamos con personas.

Me refiero sobre todo a la forma en que se se gestiona la entrada de nuevos miembros en una hermandad y de como de un tiempo a esta parte se han mezclado dos conceptos, el de hermandad y el de raideo. A los pocos días de migrar a Minahonda en busca de horarios más asequibles solicité entrar en una hermandad. Con suma amabilidad rechazaron mi entrada, la respuesta como suele ser en estos casos es «lo sentimos pero no hay plazas en este momento». Acepté educadamente su portazo en las narices (porque es exactamente eso) y aumenté mi autoestima varios puntos por encima del valor recomendado para compensar el rechazo. Pero me dio mucha pena comprobar en mi propia piel que no me dieron ninguna oportunidad como persona ¿Qué me habría gustado que me dijeran? Pues algo así como… «En este momento no hay plaza para ti pero eres bienvenido, puedes participar en otras áreas del clan».

¿Es beneficioso para una hermandad descartar a nuevos miembros basándose exclusivamente en plazas disponibles y no en el jugador con el que vas a compartir horas y horas de juego? Yo creo que las hermandades que rechazan nuevos miembros de esta forma están descartando ciegamente a personas con valores que podrían aportar mucho a sus hermandades. Entiendo perfectamente que una hermandad no acepte nuevos jugadores para su roster activo, pero ¿porqué cerrar las puertas a nuevos miembros «sociales»? Con el paso del tiempo demostrarán si son o no dignos de vuestra confianza, conocerán el funcionamiento de vuestra hermandad y facilitarán vuestro progreso con algunas sustituciones. En este sentido la gente tiene mucho que aprender y menos que imitar.